La interpretación más o menos restrictiva que el Gobierno haga de su real decreto para regular el acceso a la jubilación anticipada determinará las opciones de los médicos para conseguir lo que, sin lugar a dudas, constituye una reivindicación histórica del colectivo. “Ya conocemos las reglas del juego, y nosotros no tenemos ninguna duda de que podemos acogernos a este procedimiento”, resume Jorge Curiel, secretario técnico de Salud Laboral de la Confederación Española de Sindicatos Médicos (CESM), quien reconoce que antes habrá que ‘convencer’ al Ministerio de Seguridad Social no de las condiciones de penosidad y peligrosidad de la profesión, de sobra conocidas, sino de algunos factores que se encuentran “ocultos” al ojo público.
En declaraciones a Redacción Médica, el dirigente de CESM analiza las claves de este decreto que acaba de ser aprobado en Consejo de Ministros y que modifica la vía previa para determinar los supuestos que permiten la jubilación anticipada. La primera lectura, afirma, fue positiva: “Considero que (la norma) es favorable para los medios”, desliza Curiel, que repasa los elementos esenciales que bajo su punto de vista convierten a los facultativos en potenciales beneficiarios del RD: la exposición a agentes biológicos peligrosos, el riesgo de agresiones, la nocturnidad, la longevidad de la jornada laboral y sus efectos sobre el estado psicológicos de los trabajadores son algunos de ellos. También la rotación en los turnos, una variable que Seguridad Social está dispuesto a incluir en su fórmula para cribar las actividades sensibles al retiro previo a los 65 años
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