La falta de médicos en atención primaria complica la asistencia sanitaria, sobre todo en los pequeños municipios, y lleva a una obligada reorganización, cuando no reducción, de los días de consulta. Al menos uno de cada tres equipos tiene dificultades para cubrir sus vacantes y los vecinos asisten con preocupación al empeoramiento de una sanidad rural que sufre los estragos de un sistema en plena crisis. La suma de circunstancias provoca una ‘tormenta perfecta’ y no augura un futuro esperanzador en un escenario mermado por plantillas envejecidas, avalancha de jubilaciones y falta de relevo.
Los problemas se
suceden por todo el territorio. En las Cuencas Mineras, el centro de salud de
Utrillas solo cuenta con cinco médicos, de los 12 que debería tener, lo que se
traduce en el cierre progresivo de consultorios locales. La
plaza del médico de Loarre se ha suprimido tras la jubilación de su titular en
octubre. En Ateca necesitarían que la segunda plaza de médico de atención
continuada fuese a tiempo completo para no sobrepasar, de largo, el exceso de
horas.
La medicina rural se
topa en Aragón con la realidad demográfica y social de una Comunidad envejecida
y dispersa. El 70% de la población se concentra en los 15 municipios de
más de 10.000 habitantes. Existen 124 centros de salud (y 866 consultorios
locales), y más de 40 se consideran de difícil cobertura. Son aquellas zonas
básicas que ofrecen incentivos para atraer a los profesionales sanitarios...
aunque no son suficientes.
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