La vocación puede venir en el ADN. O no. Y es que el hecho de ser hijo de médicos no implica que esa pasión (y el talento) se haya trasladado entre generaciones. Así lo concluye un estudio publica en la revista científica BMC Medical Education, que investiga la implicación qué puede tener en los futuros profesionales el hecho de que alguno de sus padres se haya dedicado a la Medicina.
La investigación, titulada ‘¿Tienen los hijos de médicos un rendimiento diferente en la formación médica? Un estudio de campo multicéntrico en China’, se centra en el impacto de la transmisión generacional (la transferencia de ocupaciones, conocimientos o habilidades entre generaciones). En ella, además, se extrae que “aproximadamente el 20 por ciento de los estudiantes en las universidades de Medicina provienen de familias con antecedentes médicos”.
En concreto, de los más de 434 estudiantes encuestados, el 77,88 por ciento
consideró que “los antecedentes familiares de los médicos influyeron
positivamente” en su aprendizaje y desarrollo. Algo que no determina que los
futuros médicos sean ni mejores estudiantes ni con más talento.
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