Marta Blasco y Celia Abad son médicas internas residentes (mir) en el Sector Zaragoza III, que tiene como referencia al Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, centro en el que coinciden unos minutos a primera hora de la tarde antes de dirigirse a la guardia en el centro de salud de María de Huerva, la primera, residente de cuarto año de Medicina Familiar y Comunitaria, y tras haber salido a las 8.00 de Épila la segunda (de primer año).
Ambas trasladan la misma problemática: el salario no
corresponde con la formación ni con las responsabilidades que asumen. “Puedo
manejar a un paciente crítico en cualquier momento de mi horario laboral y eso
vale 200 euros más que el salario mínimo profesional”, asegura Marta Blasco.
Aragón es la quinta comunidad –junto a Asturias, Castilla-La
Mancha, Galicia y Navarra- con el salario más bajo entre los residentes de
primer año: 1.327 euros brutos mensuales (1.144 netos). La media nacional es de
1.392. La retribución final incluye también las guardias, que varían si es
día laboral o festivo o si es residente de primer año, segundo, tercero, cuarto
o quinto. “Aumenta de un año a otro un euro la hora, ridículo”, dicen.
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