Hablar en estos momentos de «renuncia silenciosa» en el mundo laboral y social es hablar de un problema socioeconómico de mucha importancia que repercute sobre una gran cantidad de cosas: producción, bienestar, satisfacción y, cómo no, también sobre la salud. Y todo esto de forma silenciosa.
Mucha gente mayoritariamente joven y bien preparada se está
introduciendo en una corriente de renuncia silenciosa que se pone patente
cambiando de trabajo, dejando de trabajar, cambiando del estado de confort,
etc.
Además, el empleado, a veces también jefe, no expresa su
intención de renuncia pero sus acciones y comportamientos indican claramente su
falta de compromiso con la organización.
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